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Autoestima, ¿qué es y cómo aumentarla?

22 Abril 2019

¿Te has parado alguna vez a valorar lo que tienes? Las respuestas más probables pueden ser: “tengo un coche”, “tengo un trabajo con el que gano bastante dinero”, “tengo una pareja a la que amo”… Dentro de esas valoraciones es frecuente olvidar valorarnos a nosotros mismos y promover así una buena autoestima.

 

¿Qué es la autoestima?

La autoestima es un complejo constructo psicológico que se basa en la propia valoración de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Conociéndonos y valorándonos creamos nuestra identidad, que nos guía para comportarnos de un modo u otro. Al mismo tiempo, todas nuestras acciones alimentan nuestra autoestima que nos conduce a un mayor o menor bienestar.

No existe una única definición de autoestima. Con el paso de los años los expertos han ido añadiendo conceptos o factores relevantes para su comprensión.

A mediados del siglo XX el psicólogo estadounidense Abraham Maslow postuló que la autoestima se basaba en el respeto, hacia los demás y hacia uno mismo, siendo el respeto hacia uno mismo la considerada autoestima alta. Este tipo de autoestima incluía la confianza en uno mismo, la libertad, y la valía, que una vez alcanzada era difícil perder o debilitar.

A finales de siglo pasado, el especialista en psicología de la autoestima, Nathaniel Branden, publicó un libro titulado “Los seis pilares de la autoestima”. Para Branden, el concepto de autoestima engloba el autoconocimiento, la autoaceptación, la autoafirmación, la responsabilidad, el propósito, y la integridad. En este libro afirmaba que la mayoría de los problemas psicológicos se basan en una baja autoestima.

Al analizar muchas definiciones de autoestima podemos observar que hay ciertos componentes que se repiten. A modo de resumen, todas las definiciones responden a las preguntas: “qué pensamos”, “qué sentimos”, “cómo nos comportamos” y, por supuesto, “qué valor otorgamos a cada uno de esos componentes”.  

Como cualquier maquinaria formada por diferentes componentes, un funcionamiento óptimo se atribuye al buen funcionamiento de todos en su conjunto. Con la autoestima sucede del mismo modo. En el ser humano no existe ninguna manera de separar lo que hago, de lo que pienso y siento y, a la vez, funcionar eficientemente.

 

Componentes de la autoestima

Componente cognitivo: Qué pienso

“No voy a ser capaz”, “Creo que me van a hacer preguntas que no sabré contestar”, “Soy tan feo que no se fijará en mí”, estas frases son algunos ejemplos de pensamientos que podemos tener y que pueden debilitar nuestra autoestima. Otros, por el contrario, pueden aumentarla, “Estoy preparado para lo que me pregunten”, “Creo que lo voy a conseguir”.

El componente cognitivo se refiere a las percepciones y creencias que tenemos de nosotros mismos. En este nivel tenemos que hacer referencia al término autoconcepto. El autoconcepto, como su nombre indica, es la parte más conceptual de los aspectos que conforman nuestro ser, es decir, nuestra imagen, creencias, actitudes, estilo de pensamiento, etc.

El autoconcepto genera la información que la autoestima valora. Quién soy y cómo me veo son las dos cuestiones a las que el componente cognitivo da respuesta. Tiene en cuenta desde la autoimagen, cómo me veo físicamente, hasta la información y autoconfianza en las habilidades y capacidades que se poseen, qué sé y qué soy capaz de hacer, es decir, la autoeficacia.

 

Componente emocional: Qué siento

“Todo está mal por mi culpa”, “Me siento impotente”, “Puedo conseguir mis objetivos”, “Me siento bien”… El componente emocional implica la gestión de las emociones positivas y negativas que podemos experimentar en cada momento de nuestra vida. El balance en la gestión de las emociones promueve una autoestima alta o una autoestima baja.

A nivel emocional entra en juego la autovaloración y la aceptación de aquello que otros pueden valorar de uno mismo. De manera individual, tenemos la capacidad de sentirnos bien, o mal, con lo que experimentamos, y del mismo modo podemos valorar como agradable o desagradable ese sentimiento.

Frente a las dificultades solemos juzgar de manera negativa nuestro comportamiento. Esta valoración afecta a la autoconfianza y nos perjudica en la búsqueda de soluciones. Por este motivo, la aceptación es esencial en el componente emocional, tanto de aquello que es desagradable como de lo agradable.

 

Componente conductual: Qué hago

El tercer componente de la autoestima hace referencia a lo observable. Es el componente externo que promueve la integración de todos los elementos de la autoestima. En este nivel entra en juego la autoconfianza y responsabilidad puesto que mostramos nuestra capacidad y habilidad para conseguir un propósito, que creemos y pensamos que podemos conseguir.

A través de nuestra conducta expresamos nuestra valía, intención y confirmación de lo que somos y creemos. En algún momento de nuestras vidas, todos hemos podido observar a otras personas que se han comportado con la suficiente seguridad para generar un cambio y un mayor bienestar en sus vidas. Ese rasgo es un distintivo de una alta autoestima.

 

Alta autoestima vs Baja autoestima

Imaginemos un niño que crece entre mensajes del tipo, “puedes jugar y curiosear”, “está muy bien lo que has hecho”, “eres un niño fantástico”, el desarrollo de su autoestima será positivo y podrá generar una personalidad segura y con confianza. Algunas características de una autoestima alta son:

  1. Confianza
  2. Respeto hacia uno mismo y hacia los demás
  3. Tolerancia
  4. Habilidades de comunicación
  5. Autoconocimiento positivo
  6. Aceptación de la responsabilidad
  7. Autovaloración positiva
  8. Autoimagen positiva
  9. Apertura a la experiencia
  10. Capacidad y habilidad frente a objetivo

Por otro lado, imaginemos un niño que desde pequeño escucha mensajes como “no vales para nada”, “¡no hagas eso!”, “siéntate quieto”, con una mayor probabilidad desarrollará una autoestima baja. Algunas de las características de una autoestima baja son:

  1. Inseguridad
  2. Incapacidad
  3. Problemas en ambientes sociales
  4. Falta de habilidades sociales
  5. Exceso de crítica
  6. Autovaloración negativa
  7. Autoimagen negativa
  8. Aislamiento y pasividad
  9. Dificultad para gestionar emociones
  10. Dependencia emocional

Las consecuencias de la autoestima baja se pueden observar en algunos rasgos de personalidad. Por ejemplo, algunas personas con un carácter pasivo o tímido pueden reflejar una falta de autoconfianza y seguridad que les lleva al aislamiento y a una falta de motivación para conseguir sus propósitos. Estas personas no reconocen sus habilidades y su valor.

Otra manifestación habitual de una baja autoestima la podemos observar en las personas agresivas. La falta de control emocional, el exceso de crítica, y una inseguridad latente, hacen necesario un comportamiento autoritario para promover la autorealización. Este tipo de personas no son capaces de una propia autoevaluación.

Afortunadamente, las consecuencias de la autoestima alta se reflejan en aquellas personas que podemos denominar como exitosas, valientes y seguras. El éxito, la consecución de logros, y el bienestar que alcanzan este tipo de personas reflejarían una buena autoaceptación, y una autoconfianza suficiente para arriesgar y promover nuevas y ricas experiencias.

 

La importancia de una buena autoestima

Toda la información que se percibe sobre uno mismo es procesada por los sentidos y evaluada de manera consciente o inconsciente. La información puede proceder de la familia, compañeros del trabajo, o de desconocidos, y puede ser de carácter verbal y no verbal. Esta información se autoevalúa rápidamente e influye en la autoestima.

La confianza en uno mismo promueve que otras personas también crean y, a modo de contagio, también confíen. Así, la autovaloración positiva es fundamental para el propio éxito y para generar estados de salud y bienestar positivos.

La autoestima influye en todos los contextos de la vida. Cada día nos enfrentamos a situaciones novedosas donde la inseguridad o falta de confianza puede perjudicar nuestro comportamiento. En muchas ocasiones perdemos oportunidades por no vernos capaces de conseguir lo que sabemos que está a nuestro alcance.

También sabemos que los componentes de la autoestima se relacionan de manera conjunta. Por este motivo es importante desarrollar y trabajar todos globalmente. Ser consciente de una habilidad no asegura el éxito puesto que, en ocasiones, la conducta no está en sincronía. De nuevo, perdemos oportunidades por un obstáculo de la autoestima.

Es muy importante conocernos y valorar de manera realista y positiva cada una de las cualidades y habilidades que nos diferencian. La autoestima es única por cada persona y cada persona es la única que puede generar una buena autoestima. El trabajo hacia lo positivo es una actividad diaria a promover en cada uno de nosotros.

 

¿Cómo mejorar la autoestima?

La autoestima tiene un carácter dinámico a lo largo de toda la vida. Desde edades tempranas se asientan las bases fundamentales de lo que será la autoestima adulta. Con el paso de los años, la autoestima se desarrolla y se modifica en base a la experiencia.

En los niños es necesario crear una autoestima a través de la información que proporcionan los adultos. Los niños no son capaces de gestionar las emociones de manera eficiente para crear su propio conocimiento. Por esta razón es importante destacar los aspectos positivos en la infancia pues serán los fundamentos de la autoestima adulta posterior.

Aunque la adquisición temprana de una autoestima fuerte y positiva es importante para el desarrollo, no es el único aspecto que influye. En cualquier momento del día se pueden realizar algunos ejercicios prácticos y sencillos para mejorar nuestro autoconocimiento y, así también, mejorar nuestra autoestima. Estas son algunas actividades que puedes realizar para potenciar tu autoestima:

  • Frente a los pensamientos negativos, escribe en una libreta aquellos que pueden afectar a las actividades diarias que realizas. Piensa en el origen de esos pensamientos y las consecuencias que genera. Al final, analiza la utilidad de esos pensamientos y de sus consecuencias.

En muchas ocasiones esas ideas que se generan son irracionales, no tienen un fundamento lógico basado en la realidad. Las suposiciones y nuestras propias ideas suelen ser erróneas y crearnos resultados negativos. Si encuentras el origen de las ideas negativas el último ejercicio será buscar una solución alternativa que no perjudique.

  • Frente a las emociones negativas, igual que con los pensamientos, escribe en una libreta aquello que sientes y que puede afectar tu día a día. Tanto lo positivo como lo negativo puede influir en una conducta, depende de cómo se gestione esa emoción puede ser útil o no.

Repite el proceso de análisis anterior con cada una de las emociones en tu libreta. Qué originó la emoción, qué sucedió cuando me sentí así, qué consecuencias produjo. Es difícil encontrar las palabras para expresar un sentimiento o emoción, descubrirlo y buscar una alternativa que no perjudique corresponde a uno mismo.

  • Acepta las responsabilidades. Aceptar que podemos equivocarnos, y que en muchos casos nos equivocamos, ayuda a mejorar nuestra autoestima. De igual modo, nos corresponde reconocer y valorar aquellas acciones que realizamos correctamente y generan bienestar.

Una característica de cualquier ser vivo es errar y esa característica no está ligada directamente a ser peor, o incompetente. Cuando fallamos se abre la oportunidad de encontrar nuevas formas de actuar. La creatividad e ingenio se desarrollan al buscar nuevas soluciones.

  • Utiliza una comunicación asertiva. Ser asertivo significa respetar a los demás pero, sobre todo, respetarse a uno mismo. Como seres sociales es importante comunicarnos de una forma respetuosa y eficiente.

En muchas ocasiones no nos atrevemos a exponer nuestras opiniones dejando que los demás decidan por nosotros. En otras ocasiones somos nosotros los que tomamos decisiones sin tener en cuenta a los demás. Con asertividad se respetan los derechos y opiniones de otros respetando las propias necesidades.

  • Escribe un guion y practica. Algunas actividades de la vida necesitan realizar una serie de pasos para conseguir el éxito. Igualmente puedes realizar una serie de pasos para superar un día de trabajo. En esos casos, escribe en un papel los pasos a seguir y practica lo suficiente para asentar esa actividad como un comportamiento natural.

A la vez que practicas puedes describir en voz alta cada una de las acciones que realizas. Practicar y verbalizar un comportamiento ayuda a promover la autoconfianza y autoeficiencia.

  • Cuida de tu salud y practica ejercicio físico. Los beneficios de una buena nutrición, unos hábitos de vida saludables, y de la práctica de ejercicio físico están demostrados en muchos ámbitos de la vida. Relacionado con la autoestima se pueden observar mejoras en todos sus elementos y componentes.

Mantener una buena salud mejora el autoconcepto, la autoimagen, crea seguridad y confianza, mejora nuestro estado emocional y cognitivo, etc., no existe ningún aspecto negativo con este tipo de actividades.

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