La evaluación de la función física supone una parte importante de los instrumentos que miden la calidad de vida de un paciente, donde uno de los intrumentos más usados es el Índice de Barthel
En la intervención médica resulta crucial la medición y la evaluación, ya no solo de los síntomas asociados a una enfermedad determinada sino también del impacto que dichos síntomas tienen sobre la calidad de vida de la persona que los padece.
La valoración de la función física de un paciente es una de las labores rutinarias que se llevan a cado en los centros y unidades de rehabilitación. Por este motivo los índices que valoran la discapacidad física son cada vez más usados, no solo en la práctica clínica sino también en investigación.
La evaluación de la función física supone una parte importante de los instrumentos que miden la calidad de vida de un paciente en relación con su salud y supone un elemento imprescindible de dicha evaluación.
Uno de los instrumentos más usados para la evaluación de la función física de un paciente es el Índice de Barthel, aunque también se le conoce como el Índice de Discapacidad de Maryland. En este artículo hablaremos ampliamente sobre esta escala.
Cuando hablamos de esta prueba, nos estamos refiriendo a una medida dirigida a la valoración de la independencia del paciente en la realización de actividades diarias de su vida cotidiana. En el Índice de Barthel, se le asignan determinadas puntuaciones o ponderaciones al paciente según la capacidad que tenga para llevar a cabo esas actividades diarias.
Este método evaluativo tiene su origen en el año 1955, cuando empezó a utilizarse en hospitales de enfermos crónicos de Maryland (Estados Unidos). Con el uso de esta prueba se pretendía conseguir una medida de la capacidad funcional que presentaban los pacientes crónicos, sobre todo los que padecían trastornos musculo esqueléticos o neuromusculares.
El Índice de Barthel no solo permitía al personal sanitario de estos hospitales obtener el dato del nivel de capacidad funcional de un paciente, sino que también podía usarse para evaluar la mejoría de esos pacientes tratados en programas de rehabilitación.
Si hacemos una revisión bibliográfica de la literatura científica, encontraremos las primeras referencias a esta escala en los años 1958 y 1964 pero es en el año 1965 cuando se publican por primera vez los criterios para determinar la puntuación de un paciente.
La versión traducida al español se publicó en el año 1993. Tras su publicación se generalizó su uso en unidades de agudos con pacientes geriátricos que habían sufrido algún tipo de accidente vascular cerebral. Después se implantaría en otros niveles asistenciales.
En la actualidad este índice se sigue utilizando, tanto en su versión original como en alguna de las versiones que posteriormente han ido surgiendo.
Esta prueba constituye uno de los primeros intentos de cuantificación de los datos obtenidos por los profesionales de los pacientes que se sometían a programas de rehabilitación física. El Índice de Barthel proporciona una medida simple tanto en interpretación con en obtención de esta.
La puntuación se obtiene al asignar un valor al paciente en función de su grado de dependencia al realizar una serie de acciones cotidianas. La puntuación en cada actividad va a depender del tiempo que el paciente tarde en realizarla y si necesita ayuda para ello.
Las acciones de la vida diaria incluidas dentro de la evaluación y sus puntuaciones son las siguientes:
Esta escala proporciona una puntuación total que se obtiene con la suma de las puntuaciones de cada una de las tareas evaluadas. Esta puntuación tendrá un máximo de 100 puntos, menos en el caso en que paciente utilice una silla de ruedas dónde el máximo serán 90 puntos. Cuanto mayor sea la puntuación total mayor será el grado de independencia de la persona evaluada.
Con esta prueba no solo podemos obtener información por medio de la puntuación global, sino que cada una de las puntuaciones parciales nos permiten hacernos una idea de cuáles son las principales deficiencias del paciente y por tanto facilita la evaluación de su evolución temporal.
El Índice de Barthel no está basado en ningún modelo conceptual determinado ya que las actividades evaluadas en esta prueba fueron decididas en función de las opiniones de los especialistas médicos cuya especialidad es la rehabilitación física de los pacientes.
Los investigadores Collin y Wade realizaron algunas modificaciones en el Índice de Barthel. El cambio más destacable es que utilizan incrementos de un punto en lugar de los 5 que utiliza la escala original, por lo que en esta versión la puntuación global oscila entre los 0 y los 20 puntos.
Otra versión es la de Granger y colaboradores. Esta versión incluye 15 actividades diarias en lugar de las 10 de la escala original. Aunque mantiene los fundamentos de su predecesora y si que establece la necesidad de evaluar de forma más detallada algunas de las actividades, por ejemplo, separa la capacidad de vestirse y desvestirse según sea la parte inferior o superior del cuerpo.
La versión de Granger también establece diferencias en el sistema de puntuación. Existe una versión en las que se establecen 3 niveles de puntuación y otra en la que se establecen 4. En cualquiera de las dos versiones la puntuación global se mantiene con un valor entre 0 y 100 puntos.
Si hablamos de la interpretación de las puntuaciones la versión de Granger establece dos índices distintos con componentes del de Barthel:
También se puede comentar la versión de Shah y colaboradores. Esta versión mantiene las 10 actividades diarias de la escala original, pero estableciendo 5 niveles para cada una. Los niveles serían: Incapaz de hacerlo, intenta pero inseguro, cierta ayuda necesaria, mínima ayuda necesaria y totalmente independiente. El rango de puntuaciones global se mantiene entre 0 y 100 puntos.
La puntuación global de esta escala está entre los 0 y los 100 puntos, con intervalos de 5 puntos. Cuanto más cercana sea la puntuación a 100 mayor será el nivel de independencia del paciente evaluado.
También puede utilizarse la opción propuesta por Collin y Wade en la que los intervalos que se establecen son de un punto, lo cual implicaría que la puntuación global oscilaría entre 0 y 20 puntos. Con esta forma se evitaría la pseudoprecisión implícita en la escala original. Ya que en la opción de 0 a 100 no existen valores intermedios entre el 0 y el 5 por lo que las valoraciones nos son tan precisas.
Hay autores que han propuesto puntuaciones de referencia para facilitar la interpretación de los resultados obtenidos con el Índice de Barthel. Como ejemplo podemos citar la interpretación sugerida por Shah y sus colaboradores:
También se ha intentado establecer una jerarquía de las actividades incluidas en la prueba, tomando como referencia la frecuencia con la que se puede observar independencia en su realización. Según los resultados obtenidos por Granger y colaboradores esa jerarquía es la siguiente:
Concluiremos el artículo enumerando algunas de las principales ventajas y también algunas de las limitaciones que presenta esta escala.
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