Explicamos qué son los procesos cognitivos, cómo se clasifican, cómo se pueden desarrollar o mejorar y qué implicaciones tiene en el aprendizaje.
En nuestra interacción con el mundo que nos rodea, el cerebro desarrolla y pone en marcha distintos mecanismos que nos permiten desenvolvernos y sobrevivir en él. Estos mecanismos, son los encargados de percibir información y procesarla, pero también de convertirla en recuerdos (codificación y almacenamiento de esa información), o de desarrollar funciones más complejas, como el lenguaje o el razonamiento.
En el presente artículo, explicaremos qué son estos procesos cognitivos (a los que también podemos referirnos como funciones cognitivas, o procesos mentales), cómo se clasifican y cómo podemos mejorarlos.
Podemos entender por proceso cognitivo a un conjunto de acciones u operaciones mentales organizadas de manera que como resultado se produzca la captación, modificación, codificación, almacenamiento o recuperación de la información.
Permiten por tanto el procesamiento de la información para que interactuemos con el mundo, y también por tanto son los que permiten el aprendizaje. Es más, estas funciones no sólo permiten procesar la información que percibimos del mundo exterior, sino que a partir de ellas, es posible la generación de nuevo conocimiento.
Todos los procesos cognitivos son fundamentales para nuestra adaptación al medio social y nuestra supervivencia.
El número de acciones o tareas que ejecutan los procesos cognitivos es muy amplio, y tienen lugar en nuestro cerebro continuamente. Las hacemos de forma inconsciente, normalmente.
Es importante también señalar que los procesos cognitivos no se manifiestan de manera aislada, sino que suelen implicarse (con distintos grados de participación) en cualquier tarea que llevemos a cabo.
Ahora, pasemos a describir cuáles son, y cómo se organizan.
Los denominados procesos cognitivos básicos o inferiores, son los que están relacionados con la captación y mantenimiento de la información. No hay ningún procesamiento complejo.
Estos son los principales procesos cognitivos básicos:
La percepción es el proceso mediante el cual las personas toman contacto con el ambiente en que están inmersas, permitiéndoles la conexión con la realidad. Este proceso básico desempeña un papel fundamental para el funcionamiento de todos los demás procesos cognitivos. Dado que, en numerosas ocasiones, el procesamiento de la información comienza a nivel perceptivo, obviamente si éste no es óptimo el procesamiento posterior se verá negativamente afectado.
Las tareas implicadas en este proceso son fundamentalmente auditivas y visuales, al menos las que más se demandan en nuestro entorno social, pero evidentemente, también aparecen implicadas las que están en contacto con el resto nuestros sentidos.
La atención es el proceso que se encarga de seleccionar, vigilar y controlar aquellos estímulos que son de nuestro interés. Es imposible procesar todo nuestro entorno, por ello, este proceso focaliza sobre la información a procesar.
Este proceso básico adopta distintas formas, dependiendo de los objetivos que tenga el conjunto de tareas. De esa manera, podemos hablar de atención selectiva (filtrar información), focalización (procesamiento intenso de cierta información), cambio atencional (cambiar el foco a aspectos relevantes o novedosos de la información), atención dividida (cambiar continuamente el foco de una tarea a otra), o atención sostenida (mantener la atención durante tiempo prolongado) entre otros.
Sin entrar en todos los aspectos funcionales que puede abarcar la memoria, ni en sus distintos tipos, debemos de señalar que la forma más básica de memoria (mantenimiento, codificación, almacenamiento, recuperación), es fundamental para el correcto funcionamiento del resto de funciones superiores.
En los diversos tipos de memoria que se conocen, intervienen un mayor número de tareas. Por ejemplo, en la memoria operativa o de trabajo, donde además está implicada la manipulación de esa información, o en la memoria semántica, donde pueden existir implicaciones de otras funciones superiores, como el lenguaje.
Por otra parte, aunque no hay demasiado consenso sobre cuáles son los principales procesos cognitivos superiores (a menudo se establece que son “pensamiento, lenguaje e inteligencia”), queremos centrarnos en los siguientes:
El lenguaje es básico para el desarrollo humano, consiste en el conocimiento y uso del sistema de signos y sonidos que compartimos con el resto de personas. El lenguaje no sólo es oral, también permite otras formas de comunicación visual (escrita).
Además de para comunicarnos, el lenguaje tiene más utilidades, como la autorregulación, o su implicación en la memoria semántica.
Es un proceso que se desarrolla durante todo el ciclo vital. Y hay regiones del cerebro muy relacionadas con el lenguaje (como el “área de Broca”). Lesiones o enfermedades neurodegenerativas que afecten a esta región pueden producir trastornos del lenguaje como la afasia (común en pacientes post-ictus, o afectados por la enfermedad de Alzheimer).
Por otra parte, puede encontrarse dificultades en el desarrollo de esta capacidad en la niñez, sin que esté relacionada con ningún problema en el desarrollo neurofisiológico. Es lo que se conoce como Trastorno Específico del Lenguaje (TEL).
Las funciones ejecutivas, son en realidad un conjunto de procesos cognitivos que ejercen el control sobre las funciones más básicas. Son las encargadas de organizar la acción y el pensamiento.
Las principales funciones ejecutivas son:
Estas funciones, también conocidas como superiores, o control ejecutivo, están históricamente vinculadas al funcionamiento de los lóbulos frontales del cerebro. Y se les atribuye la capacidad de evitar impulsos urgentes, y controlar la conducta. Son imprescindibles en nuestra relación social y en la adaptación a la vida adulta.
Algunos trastornos como el TDAH, están estrechamente relacionados con el correcto funcionamiento de estos procesos cognitivos.
Algunos autores prefieren hablar de pensamiento, atribuyendo un mayor alcance a este proceso cognitivo, que implicaría la generación de ideas, la creatividad, la resolución de problemas, la toma de decisiones (también considerada una función ejecutiva por otros autores) o la argumentación, entre otros.
No obstante, el razonamiento también es un conjunto de habilidades cognitivas que permiten relacionar diferentes informaciones de manera estructurada, establecer estrategias de resolución de problemas y obtener conclusiones.
La operativa de estas funciones, es tratar de llegar a conclusiones o realizar generalizaciones a partir de cierta información, normalmente siguiendo ciertas reglas lógicas. Dependiendo del tipo de generalización (de lo universal a lo particular o viceversa), se suele hablar de razonamiento deductivo o inductivo, aunque no son las únicas formas de razonamiento.
Indiscutiblemente hay factores que determinan un adecuado funcionamiento de los procesos cognitivos.
Los primeros son los relacionados con la salud mental, y son muy similares a los factores que determinan la salud física, como son la actividad física, una buena dieta y una buena relación con el sueño y el descanso.
Por otra parte, la base educativa es un pilar fundamental. El aprendizaje es el mejor aliado de nuestro desarrollo cognitivo. Asimismo, hay actividades cotidianas, como la lectura o la adquisición de nuevos conocimientos (como un segundo idioma) que favorecen el buen funcionamiento de los procesos cognitivos.
Por último, también es posible “entrenar”, los procesos, como si de un grupo muscular se tratara. En realidad, el entrenamiento cognitivo, permite que se mejoren ciertas habilidades que son escasamente usadas en el día a día, y que permiten desde una mayor inteligencia fluida, hasta una mayor capacidad de atención. Se fundamenta en el ejercicio de tareas específicas que demandan a cada uno de esos procesos.
Habitualmente, el entrenamiento cognitivo es usado para compensar déficits en determinados trastornos (como el TDAH) o daños neurológicos provocados por algún accidente o enfermedad.
Según varios autores, los procesos cognitivos son la vía a través de la cual se adquiere el conocimiento. Por lo tanto, son las habilidades necesarias para que el ser humano pueda aprender y posteriormente realizar cualquier actividad.
Como decíamos anteriormente, el aprendizaje se produce durante toda la vida. Es un proceso de cambio como resultado de la adquisición de nuevos conocimientos, que modifican adquisiciones anteriores a través de la experiencia y la memoria.
Sin entrar en detalle de las distintas teorías sobre el aprendizaje que estudia la propia psicología cognitiva, ni en las distintas formas en que se puede presentar este proceso de aprendizaje, debemos señalar que la forma más habitual es a través de la comunicación oral o escrita (lectura), y que por tanto el lenguaje tiene un papel fundamental.
Cuando es a través de la lectura, los procesos perceptivo-visuales, y la atención focalizada son los primeros elementos que comienzan a ponerse en funcionamiento, luego entran en juego procesos complejos como el lenguaje (donde a su vez, pondrán en marcha procesos léxicos, sintácticos, ortográficos y semánticos para comprender la información). En esta etapa de comprensión, se recurre constantemente a la memoria que junto con otros procesos cognitivos superiores permiten crear imágenes mentales o realizar otras operaciones complejas.
Cuando el aprendizaje se realizar por observación (antes de la adquisición del lenguaje), los mecanismos son muy similares, y examinar el entorno de nuevo implica a los procesos perceptivos, atencionales, así como también se hace uso de la memoria de la misma forma.
A lo largo de nuestro blog hay una gran cantidad de artículos relacionados con los procesos cognitivos, hemos seleccionado algunos de ellos, haciendo una clasificación previa, entre los que ofrecen ejercicios o tareas clásicas de entrenamiento cognitivo (también instrumentos de evaluación) y los que ofrecen información teórica o conclusiones de estudios científicos:
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