El TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) es uno de los trastornos más comunes en la infancia e incluso en la adolescencia.
Afecta al 5% de la población infantil y también al 2,5% de los adultos. Cabe destacar además el carácter crónico de este trastorno. Esta cronicidad hace que los tratamientos sean muy prolongados y que aproximadamente el 50% de los niños y niñas afectados lo siga presentando en la edad adulta.
A lo largo de este artículo intentaremos desgranar de forma pormenorizada todos los aspectos claves de este trastorno (síntomas, causas, comorbilidad) de forma que podamos dar una visión general de lo que este supone.
Cuando hablamos del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad nos referimos a un trastorno que presenta un carácter neurobiológico y que tiene su origen en la infancia. El TDAH presenta un cuadro de síntomas que incluye déficit de atención, hiperactividad y también puede darse impulsividad, además también es frecuente que presente comorbilidad con otros trastornos.
Para llegar a un diagnóstico adecuado resulta vital la evaluación de los síntomas centrales, a los que hemos referencia anteriormente (déficit de atención, hiperactividad e impulsividad) y valorar si se presentan:
Aunque se tenga la sospecha de que un niño o niña pequeño puede presentar indicios, para poder dar un diagnóstico de TDAH es necesario que el niño haya superado los 6 años de edad. Reseñar que es frecuente que los primeros indicios de este trastorno se empiecen a notar en la edad escolar cuando empiezan a parecer las dificultades en el rendimiento y también en la relación con los iguales.
Los síntomas nucleares (déficit de atención, hiperactividad e impulsividad) son independientes entre sí. Además, hay que tener muy en cuenta las diferencias individuales entre los distintos casos, ya que no todo el mundo presenta los mismos síntomas ni en la misma intensidad.
Dentro de esta diversidad en la manifestación del trastorno, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su última edición (DSM V) establece las siguientes presentaciones:
En la actualidad aún no se conocen las causas de este trastorno. De hecho, los estudios parecen indicar que no hay una sola causa, sino que su aparición se debe a una interacción de factores de tipo genético, ambientales y psicosociales.
Probablemente sea el factor más relevante en la aparición del TDAH. Los estudios realizados con familias, niños adoptados y hermanos gemelos parecen apoyar la importancia de la carga genética en la aparición de este trastorno. Las estimaciones existentes establecen que un 76% de las causas pueden ser atribuidas a factores genéticos.
También en genética molecular se han hecho avances y aunque aún las investigaciones en este sentido tienen mucho camino que recorrer, si que se puede asociar el TDAH a marcadores en los cromosomas 4, 5, 6, 8, 11, 16 y 17.
Aunque estos factores no se consideran determinantes en la aparición del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad sí que tienen relevancia en él, sobre todo en la intervención en el mismo.
Entre estos factores podemos citar:
Estos factores que vienen determinados por el ambiente se consideran factores de riesgo para la aparición del trastorno y en su mayoría tienen que ver con el parto, el embarazo y la primera infancia.
Entre esos factores ambientales están:
Como hemos comentado ya anteriormente, existen 3 síntomas nucleares en el Trastorno del Déficit de Atención e Hiperactividad, estos son: falta de atención, hiperactividad e impulsividad. Esos síntomas principales pueden presentarse de forma independiente o con distinta intensidad en función del caso ante el que nos encontremos.
Para poder dar una visión más pormenorizada de este trastorno desarrollaremos cada uno de estos síntomas nucleares por separado.
Probablemente constituye uno de los síntomas más fáciles de reconocer. Una persona con hiperactividad presenta:
Aunque este síntoma puede presentarse de distinta forma dependiendo de la etapa de la vida, la descripción de síntomas se mantendrá tanto para niños como para adultos.
Si antes decíamos de la hiperactividad que probablemente el síntoma más fácil de identificar en niños, cuando hablamos de la falta de atención nos encontramos con el más complicado.
Las personas con déficit de atención se caracterizan por:
Este síntoma se suele empezar a detectar en la etapa escolar debido al mayor requerimiento cognitivo. En general, se suele mantener tanto en la adolescencia como en la edad adulta.
Nos encontramos ante el que, posiblemente sea el síntoma menos frecuente de los tres. Se refiere a la dificultad para pararse a pensar antes de realizar una acción. Esto puede llevar a la persona a vivir situaciones peligrosas o conflictivas.
Cuando una persona presenta impulsividad sus características son:
Cuando hablamos de comorbilidad nos referimos a los casos en los que el TDAH se presenta de forma conjunta con otro trastorno. Este hecho es bastante común en el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, presentando un porcentaje de comorbilidad del 70%.
Entre las comorbilidades más frecuentes pueden aparecer:
Cuando el TDAH tiene asociado otro trastorno, normalmente esto implica una complicación del diagnóstico, la evaluación y la respuesta al tratamiento.
Con la información ya compartida en este artículo queda claro que hablamos de un trastorno claramente heterogéneo, lo cual implica que es difícil de diagnosticar.
Para llegar a un diagnóstico adecuado es necesario acudir a un profesional debidamente preparado para ello (psiquiatras, neuropediatras, neurólogos, pediatras o psicólogos). En la evaluación realizada por los profesionales médicos nos encontraremos las siguientes partes.
Consiste en una entrevista de tipo clínico en la que el profesional de la salud obtiene la información del paciente o en caso de que sea menor también de sus padres. La información recogida es:
Este aspecto es fundamental para descartar otro tipo de trastorno que pueda estar provocando los síntomas que el paciente padece. Como ejemplo podemos citar que en caso de exista déficit de atención es necesario descartar los problemas de audición.
Como hemos visto anteriormente existe una alta probabilidad de comorbilidad del TDAH con otros trastornos, por este motivo es necesaria una evaluación exhaustiva de este aspecto, sobre todo con miras a recomendar un tratamiento lo más adecuado posible.
También es necesario analizar la posible presencia de trastornos del aprendizaje. Se evalúa el rendimiento académico y para ello es necesario contar con la ayuda del equipo educativo del centro donde estudia.
Como complemento a la evaluación clínica y para afinar aún más el diagnóstico se pueden usar algunos procedimientos como son:
Como en la mayoría de las intervenciones, esta debería ser de carácter individualizado y multimodal. Es necesario que el paciente se encuentre en el centro del planteamiento de su tratamiento y que se tengan en cuenta sus necesidades tanto personales como familiares.
Una intervención multimodal tiene como objetivo disminuir los síntomas, así como también reducir las complicaciones que se derivan de padecer el trastorno y su impacto negativo en la calidad de vida del paciente y su entorno.
El tratamiento multimodal o combinado implica la presencia de tres tipos de intervención que pasamos a describir de una forma más detallada.
Es un tratamiento que debe ser prescrito por un especialista e implica tener unas consideraciones antes de recomendar su uso:
El principal objetivo del tratamiento con fármacos es la disminución de los síntomas nucleares para conseguir mejorar la calidad de vida del paciente. También intentan reducir las complicaciones derivadas del TDAH, como por ejemplo, la reducción del rendimiento escolar.
Dentro de los tratamientos farmacológicos más usados podemos diferenciar:
En la actualidad la duración de la intervención farmacológica depende de la evolución del paciente. Hay casos en los que se establecen periodos de descanso, siempre con el acuerdo de médico, paciente y familia. Estos casos son:
La terapia no solo se aplica al paciente en cuestión sino también a su entorno y va encaminada a disminuir las consecuencias producidas por el trastorno y propiciar una mayor calidad de vida. Dentro de las intervenciones que se pueden llevar a cabo se encuentran:
Este tratamiento busca responder a las necesidades educativas del paciente propiciando un mejor rendimiento en sus actividades escolares y también un aprendizaje más efectivo. El niño aprenderá a compensar sus déficits por medio de la potenciación de sus habilidades.
En este tipo de intervenciones es primordial la implicación del personal del centro, tanto en la formación y adquisición de conocimientos sobre el TDAH como también en el desarrollo de actividades y métodos que permitan al niño un mejor aprendizaje.
Dentro de las intervenciones psicopedagógicas encontramos:
Para finalizar este artículo os presentamos un listado de las principales características de las personas con TDAH ya que varía en función de esa variable.
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