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Traumatismo Craneoencefálico (TCE)

12 Mayo 2020

El traumatismo cranoencefálico (TCE) es la afectación del cerebro como consecuencia de la acción de una fuerza externa.

En artículos anteriores hemos hablado mucho de daños cerebrales que aparecen como consecuencia de la presencia de alguna enfermedad o trastorno, en su mayoría con un importante componente genético. En este artículo en concreto, nos vamos a centrar en otro grupo de afecciones cerebrales de tipo adquirido. Nos referimos a las consecuencias tanto físicas como cognitivas que puede generar en cualquier persona al sufrir un traumatismo craneoencefálico.

 

¿A qué nos referimos cuando hablamos de traumatismo craneoencefálico?

Cuando hablamos de traumatismo craneoencefálico nos estamos refiriendo a una afectación del cerebro como consecuencia de la acción de una fuerza externa. Dicha fuerza proveniente del exterior puede provocar una pérdida o disminución de la consciencia y puede tener como consecuencia la alteración de las habilidades cognitivas, físicas o emocionales de la persona.

Estos traumatismos y sus posteriores efectos pueden estar provocados por diversas causas, aunque en su mayoría viene producidos por accidentes de tráfico. Otros sucesos que pueden dar lugar a la presencia de traumatismos de tipo craneoencefálico con las lesiones deportivas, las caídas, los accidentes domésticos o laborales, las agresiones o los atropellos.

Pasamos ahora a analizar de una manera más pormenorizada las posibles causas que pueden dar lugar a los traumatismos de este tipo.

 

¿Cómo se produce un traumatismo craneoencefálico?

Si partimos de la definición que hemos dado antes de traumatismo craneoencefálico, hay tres aspectos clave que debemos destacar y que nos servirán para explicar de una forma más amplia cada uno de estos aspectos y las variantes que cada uno de ellos implica. Estos tres aspectos relevantes son: la existencia de una fuerza externa que tiene efecto sobre el cerebro, la aparición de una afectación cerebral que provoca dicha fuerza y la disfunción cerebral que surge como consecuencia de esa afectación.

 

La aparición de una fuerza externa que tiene efecto sobre el cerebro.

La fuerza externa que aparece y que da lugar a un traumatismo craneoencefálico puede ejercer sus efectos sobre el cráneo de dos maneras por contacto directo o por inercia.

Las fuerzas por contacto directo suelen estar provocadas por golpes, caídas o accidentes deportivos, entre otras causas. Suelen provocar lesiones de tipo focal y entre las comunes encontramos:

  • Hematomas subdurales: La duramadre es una de las capas que envuelve nuestro cerebro y es justo debajo de esta donde se localiza una colección de sangre dando lugar a los hematomas subdurales. En la mayoría de estos casos la procedencia de la sangre es de tipo venoso lo que hace que su crecimiento sea lento, aún así es necesario mantener la vigilancia sobre ellos porque a medida que van creciendo pueden provocar más síntomas.
  • Hematomas epidurales: En este caso la acumulación de sangre se produce por encima de la duramadre. Al contrario de lo que ocurría como los hematomas subdurales el sangrado se produce de forma rápida ya que en su mayoría procede de vasos arteriales. Justo después del traumatismo la persona ya puede empezar a presentar síntomas que se irán agravando con el paso de las horas pudiendo llegar a aparecer señales de alarma (vómitos y náuseas, cefaleas o desorientación) estos en algunos casos pueden venir acompañados de otros síntomas más localizados, como pueden ser, la dilatación de las pupilas o la debilidad en un parte del cuerpo. La presencia de este tipo de hematomas supone una emergencia y es necesaria la intervención quirúrgica.
  • Hemorragias subaracnoideas: Estas se encuentran ubicadas en el espacia subaracnoideo. Esta zona se encuentra comprendida entre el cerebro y los tejidos finos que lo cubren, es el lugar por el que circula en líquido cefalorraquídeo. Este tipo de hemorragia supone una emergencia médica y precisa de una atención médica inmediata.
  • Contusiones cerebrales: Son lesiones que se encuentran localizadas en zonas muy concretas del cerebro y son producidas por edemas, isquemias o por disrupción del tejido o los vasos sanguíneos.

Las fuerzas de tipo inercial, por su parte, suelen estar relacionadas con los accidentes de tráfico y por tanto las lesiones que estas ocasionan suelen derivan de la aparición de mecanismos de aceleración- desaceleración. Estas aceleraciones y posteriores frenadas bruscas pueden dar lugar a lesiones de tipo focal, generalmente contusiones provocadas por el golpe directo y a distancia por el contragolpe, o lesiones más difusas.

La más común es que cuando se produce algún tipo de traumatismo las lesiones que aparezcan sean de tipo mixto, es decir, que en un mismo caso aparezcan tanto lesiones focales como lesiones de tipo difuso. Esto supone un reto para el tratamiento y la intervención del facultativo médico.

Además, también existe la posibilidad de que el traumatismo sufrido hay ejercido la fuerza suficiente sobre el cráneo para llegar a romperlo y exponer al exterior el tejido cerebral. En función de que se de esta tesitura o no podemos clasificar los traumatismos en dos categorías fundamentales.

  • Traumatismos cerrados: Son aquellos traumatismos en los que la fuerza ejercida nos ha conseguido romper el cráneo y por tanto el tejido cerebral no está expuesto ni la capa de protección que protege ese tejido está dañada. Suelen ser traumatismos provocados por el proceso de aceleración- desaceleración que está presente en los accidentes de tráfico.
  • Traumatismos abiertos o penetrantes: En estos casos si que se produce una ruptura de la capa de protección que envuelve nuestro cerebro y por tanto este queda expuesto al exterior. Podemos poner el ejemplo de las lesiones provocadas por un arma de fuego para ilustrar este tipo de casos.

 

La afectación cerebral que provoca la fuerza externa ejercida

La afectación cerebral que pueden llegar a provocar las fuerzas externas que se encuentran implicadas en un traumatismo craneoencefálico pueden ser muy variadas lo cual da lugar a una amplia gama de sintomatología y una heterogeneidad manifiesta en este tipo de pacientes. En estos casos y a efectos didácticos se puede distinguir entre daño cerebral primario, daño cerebral secundario y daño cerebral terciario.

  • Daño cerebral primario: Este tipo de daño se encuentra directamente relacionado con el mecanismo y la energía que se ha desarrollado durante el traumatismo. Suele estar asociado a lesiones celulares (lesión de tipo focal), desgarros y retracción de los axones (lesiones de tipo difuso) y alteraciones vasculares como consecuencia directa del propio traumatismo sufrido por la persona.
  • Daños secundarios y terciarios: Ambos pueden producirse debidos a las siguientes causas:
    • Como una consecuencia directa de la aparición de lesiones como pueden ser las hemorragia subdurales y epidurales que traen consigo un aumento en la presión intracraneal.
    • Provocadas por la presencia de alteraciones intracerebrales como la aparición de crisis epilépticas precoces o edemas intracerebrales.
    • Complicaciones de tipo sistémico que pueden acabar apareciendo en un traumatismo craneoencefálico, como pueden ser, el descenso de la presión arterial, el descenso de la carga de oxígeno que llega al cerebro o el aumento de la temperatura.

 

La disfunción cerebral como consecuencia de la afectación que provoca la fuerza externa

La disfunción cerebral que aparece como consecuencia de haber sufrido lesiones de tipo focal va a venir determinada por la extensión y la localización de dichas lesiones.

Por lo general, las lesiones de tipo focal se suelen agrupar en torno a los lóbulos frontales y los polos temporales. Esta ubicación es debida al choque del tejido cerebral con las estructuras óseas que forman el cráneo. Es por este motivo que los problemas que se dan con más frecuencia sean de tipo conductual o relacionados con la memoria, en concreto el almacenamiento de nueva información.

Como ocurre en otras enfermedades o trastornos que pueden afectar al Sistema Nervioso Central también es probable la aparición de apraxias, afasias, agnosias…

Si nos centramos en las lesiones de tipo difuso tenemos que decir que estas afectan de manera fundamental a la conexión entre las distintas áreas cerebrales y son las principales responsables de síntomas como los problemas de concentración y atención o la disminución de la velocidad de procesamiento cognitivo, entre otros muchos.

 

¿Cuáles son las consecuencias de un traumatismo craneoencefálico?

La primera consecuencia que suele suceder tras un traumatismo craneal es la alteración de la consciencia, el coma. La intensidad y duración de este estado es variable y va a depender de varios factores asociados al accidente en cuestión.

Para un mayor entendimiento sugerimos la clasificación en consecuencias motoras y sensoriales y consecuencias neuropsicológicas.

 

Consecuencias sensoriales y motoras

  • Trastornos de tipo sensorial que pueden afectar a la vista, al gusto, al olfato…
  • Trastornos que afectan al movimiento y la marcha.
  • Trastornos en la deglución.
  • Trastornos que dificultan la coordinación motora y que pueden afectar al tono muscular y provocar espasticidad.
  • Problemas con el control de esfínteres.

 

Consecuencias de tipo neuropsicológico

En este tipo de manifestaciones de los efectos de un traumatismo craneoencefálico podemos apreciar una enorme variabilidad en los síntomas conductuales y cognitivos que pueden presentarse. Las principales funciones cognitivas cuyas alteraciones son más frecuentes son las siguientes:

  • La memoria y el aprendizaje.
  • La concentración y la atención.
  • El lenguaje y el habla.
  • La inteligencia y el razonamiento.
  • Cambios emocionales y conductuales.
     

Aunque esas manifestaciones pueden presentarse con diferentes frecuencias en los pacientes es evidente que dificultan la capacidad de este para adquirir, almacenar y recuperar nueva información. Estas disfunciones de tipo cognitivo traen también una disminución de eficacia social y por tanto las relaciones sociales también se ven afectadas.

 

¿Qué tipos de traumatismos craneoencefálicos nos podemos encontrar?

Si hacemos una clasificación atendiendo a la gravedad del traumatismo craneoencefálico ante el que nos encontramos podemos establecer tres categorías.

 

Traumatismo craneoencefálico leve

También conocido como conmoción cerebral es el tipo más frecuente. En este tipo de traumatismos no suele aparecer la pérdida de consciencia o si parece su duración es de un tiempo muy reducido después de que se haya producido el traumatismo.

Suele tener un buen pronóstico, de hecho, la mayoría de las personas que sufren este tipo de traumatismo se recuperan a los pocos días sin mayor problema. También existe un porcentaje de pacientes en los que esto no ocurre y se presentan problemas persistentes y limitantes, produciéndose entonces los que conocemos como síndrome post-conmocional.

Este síndrome incluye síntomas físicos como la fatiga, los problemas de sueño, los vértigos, mareos, problemas de atención, de concentración o de memoria, ansiedad o cambios de humor, irritabilidad, apatía o cambios en el comportamiento habitual de la persona víctima del traumatismo.

 

Traumatismo craneoencefálico moderado

Los pacientes que sufren este tipo de traumatismos experimentan una pérdida de conocimiento superior a los 30 minutos, pero no sobrepasan el día de duración. Estos pacientes experimentan también dificultades para aprender información nueva durante un periodo que suele ser inferior a una semana.

 

Traumatismo craneoencefálico grave

La pérdida de conocimiento en personas que presentan un traumatismo craneoencefálico grave se prolonga por un periodo de tiempo superior a un día y el tiempo en el que experimenta dificultades para la adquisición de nueva información suele ser superior a la semana.

 

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