En el post de hoy continuamos hablando de nuevas tecnologías y ciencia, centradas en la salud y en particular en la del cerebro.
Estos son los campos que habitualmente abordamos, lo que no es tan habitual es que nos remontemos a algunos años atrás para hablar una técnica que ha mostrado una gran efectividad en el tratamiento del ICTUS isquémico durante las primeras horas.
En concreto nos vamos a remontar a 2004, y hemos elegido este tema por paradigmático de cómo las nuevas tecnologías ofrecen soluciones que la química o la cirugía por si solas no alcanzarían. Y también porque nos interesa de este caso el que sea una técnica que apenas es conocida, a pesar del tiempo que lleva disponible y de sus notables resultados en laboratorio.
Se denomina ICTUS a un conjunto de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos que suministran la sangre al cerebro. Este grupo de patologías, conocidas popularmente como embolias, también se denominan accidentes cerebrovasculares (ACV) y se manifiestan súbitamente. Podemos decir que el ICTUS es el equivalente a un infarto de corazón, pero en el cerebro.
Existen dos tipologías:
Cuando se sufre un ictus, el daño cerebral adquirido puede ser irreparable y dejar secuelas graves, que repercuten de forma notable en la calidad de vida de los afectados. Después de un ICTUS, sólo un tercio de los pacientes se recupera totalmente, otro tercio queda con secuelas y otro tercio fallece. Además, el 25% de las personas que padecen un ICTUS mueren durante los 30 días siguientes.
Se estima que uno de cada seis españoles va a sufrir un ictus a lo largo de su vida, pero, a pesar de la alta frecuencia de este episodio muchas personas aún no saben qué es y cuáles son sus causas.
El objetivo del tratamiento, en todos los casos pasa por conseguir la disolución del trombo que ha provocado la obstrucción y por tanto la isquemia (falta de riego) cerebral.
Esta técnica en particular, llamada ultrasonotrombólisis, consiste en combinar dos estrategias. Por una parte, la administración de un fármaco trombolítico (rTPA), y por otra la aplicación de ultrasonidos a través de un ecodoppler transcraneal.
La capacidad de los ultrasonidos para potenciar la trombolisis ha sido demostrada en estudios experimentales y clínicos. Los ultrasonidos incrementan el transporte de rTPA al interior del trombo.
En concreto, un estudio demostró que la combinación de rTPA con la administración conjunta durante dos horas de ultrasonidos a 2 MHz (frecuencia habitual de los aparatos de Doppler disponibles para diagnóstico) es segura e incrementa de forma significativa las tasas de recanalización arterial y de recuperación clínica precoz.
La fórmula habitual es la de la desobstrucción mediante la administración intraarterial de fármacos, combinada o no con extracción mecánica.
Un artículo de 2011 establecía en un 10% el éxito de las recanalizaciones en el sistema público de salud español.
Sin embargo, hay resultados muy alentadores conseguidos por la Houston Medical School de la Universidad de Texas, que dispone de uno de los equipos referentes a nivel mundial en el tratmiento de ICTUS (al Stroke Treatment Team, o STAT).
Los resultados del STAT en el tratamiento de los ictus isquémicos, eran impresionantes ya en diciembre de 2004 con un 38% de recanalizaciones en las primeras 2 horas y un 83% en total, incluyendo la aplicación de esta técnica de la que acabamos de hablar.
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