Esta técnica trata de mejorar la calidad de vida de la persona con discapacidad por medio del trabajo de las sensaciones, la percepción y todo lo que tiene que ver con los aspectos sensoriales
La Estimulación Multisensorial (EM) supone en la actualidad algo real y que forma parte del desempeño diario de multitud de profesionales que desarrollan su trabajo atendiendo a personas con algún tipo de discapacidad. Es evidente que cuando los profesionales confían en estas técnicas es porque supone un beneficio para sus pacientes tanto en la rehabilitación como en la intervención.
Teniendo en cuenta los beneficios que conlleva la utilización de este conjunto de este conjunto de técnicas de intervención se hace indispensable profundizar más en ellas. Es por ello que os proponemos un pequeño viaje por los aspectos principales que definen este enfoque de tratamiento.
Cuando hablamos de ella nos referimos a un conjunto de técnicas que provienen del enfoque multisensorial que también recibe el nombre de enfoque Snoezelen. La utilización de las técnicas que se encuentran incluidas dentro de esta terapia intenta aumentar la percepción sensorial por medio de un mayor entendimiento de nosotros mismo y de los demás. Consigue estos objetivos por medio de estímulos y actividades significativas y partiendo de las necesidades básicas que el niño manifiesta, así como también de su desarrollo.
Si tuviéramos que definir un objetivo principal de la EM sería el de intentar mejorar la calidad de vida de la persona con discapacidad por medio del trabajo de las sensaciones, la percepción y todo lo que tiene que ver con los aspectos sensoriales. Con este trabajo se intenta que la persona mejore su asimilación de la información sensorial y de esa manera poder mejorar su relación no solo con las personas que lo rodean sino también con su entorno haciendo más sencillos los aprendizajes que se produzcan en él.
Si la estimulación multisensorial se realiza con un niño o niña en sus primeros años de vida, en ese caso en lugar del término EM tendríamos que utilizar la denominación estimulación temprana. Aunque ambos tipos de intervención son muy parecidos ambas se distinguen no solo en la edad de los pacientes que se someten a ellas sino también en los objetivos propuestos para cada una de estas técnicas.
Cuando se diseña una intervención de estimulación multisensorial para un paciente es necesario no perder de vista los objetivos que debe intentar conseguir la misma:
Cuando se vayan a presentar los estímulos es muy importante tener en cuenta tanto la cantidad como la calidad de los mismos. Resulta tan negativo para el desarrollo del niño un ambiente con poca estimulación que uno que presente exceso de ellos.
Antes de continuar desarrollando este concepto conviene explicar en que consiste un estímulo. Podemos definir este concepto como todo aquello que es capaz de provocar una respuesta, del tipo que sea, en el ser humano. Estos estímulos en función de su origen los podemos clasificar en externos o internos y en función de su naturaleza en físicos o emocionales.
Hablaremos del estímulo señal como aquel que por su mera presencia es capaz de anticipar la aparición de una serie de circunstancias que a su vez darán como consecuencia una serie de reacciones por parte de la persona. Por tanto, este estímulo señal debería ser adecuado en su momento de presentación y también cantidad y calidad.
Dentro de un aula de estimulación nos encontramos con un espacio físico con unas características propicias para poder trabajar a nivel sensorial. Contiene materiales y recursos que permiten experimentar y trabajar con cada uno de los sentidos. Estas salas suponen espacios motivantes que facilitan la exploración, la diversión y la interacción con la consiguiente mejora tanto física como emocional que esto conlleva.
Intentaremos hacer una descripción los más detallada posible de este tipo de aulas en las que se realizan actividades de estimulación multisensorial, para ello, estableceremos las siguientes partes.
En este apartado podríamos incluir todos lo utensilios, herramientas o juguetes que se utilizan para realizar la estimulación. Este equipamiento suele ser de lo más variado y en él se incluyen elementos tan dispares como equipos de audio, piscinas de bolas o distintos tipos de luces.
En este tipo de aulas se trabaja con todo tipo de usuarios, con todo tipo de características y es necesario adaptar la intervención a las necesidades y habilidades de este usuario. En este sentido, se pueden establecer en un aula multisensorial distintos ambientes o apartados en los que poder trabajar cada uno de los sentidos.
Resulta importante a la hora de diseñar nuestra sala de estimulación multisensorial que tengamos en cuenta su organización para que nos de la mayor versatilidad posible y nos permita trabajar con dos enfoques distintos. Por un lado, que podamos utilizar nuestra aula como un entorno pasivo en la que el usuario pueda moverse y explorar conforme lo considere oportuno y por otro, un contexto pasivo en el que la persona que está en él tenga que reaccionar a situaciones o estímulos controlados que se dan en ese entorno.
El trabajo dentro de una sala de estimulación multisensorial debe estar enfocado al bienestar del usuario y a sus características y necesidades personales. Es por ello que es necesario tener presentes una serie de puntos para la intervención.
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