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La memoria no es solo un almacén de información

19 Noviembre 2019

En el artículo de hoy, detallamos cómo funciona este proceso cognitivo, cuáles son sus tipos y cómo mejorarla. Además, destapamos algunos mitos.

 

La memoria es la capacidad de registrar, almacenar, y recuperar información cuando es necesaria. En el día a día es una capacidad esencial que nos permite aprender acciones nuevas, recordar conocimientos, recordar eventos del pasado, y revivir emociones y sensaciones.

En el Diccionario de la lengua española la memoria se define como la “facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado”. Esta es una definición simplificada de lo que es la memoria y los sistemas que definen sus características y funcionamiento.

En el siguiente artículo vamos a explorar algunos sistemas de memoria, expondremos algunos mitos y falsas creencias que circulan de manera habitual a nuestro alrededor, y veremos algunas estrategias para poder mejorar nuestra capacidad de memoria.

 

Tipos y funciones de la memoria 

Desde los primeros trabajos de Ebbinghaus, psicólogo y filósofo alemán (1850-1909) reconocido por ser uno de los pioneros en utilizar el método científico en sus estudios sobre la memoria, se ha hecho necesario crear clasificaciones de sistemas y estructuras de memoria con propiedades y características estables que limiten su funcionamiento.

En los siguientes párrafos se describen algunos sistemas de memoria, sus características y sus funciones.

 

● Memoria a corto plazo y memoria a largo plazo

Los primeros modelos sobre la memoria se centraron en las características temporales y de capacidad de los sistemas de almacenamiento. Así, encontramos los modelos que distinguen entre memoria a corto y a largo plazo.

La memoria a corto plazo es la encargada de mantener la información activa durante un periodo breve de tiempo, un tiempo suficiente para poder ser utilizada en una tarea. La capacidad de este sistema de memoria es limitada.

De manera general, se ha visto que el número de elementos que una persona es capaz de recordar de manera correcta es de 7, más o menos dos elementos. El recuerdo también puede depender de otras características como la longitud de la palabra, el componente emocional, o las estrategias de agrupamiento, por ejemplo.

Cuando la información procesada se hace relevante por más tiempo del que permite la memoria a corto plazo, se traspasa al sistema de la memoria a largo plazo que permite mantener la información por un largo periodo de tiempo. En este caso la información se mantiene en estado pasivo hasta que vuelve a ser necesaria.

 

● Memoria sensorial

Como el propio nombre indica, las memorias sensoriales están relacionadas con el almacenamiento de la información que se percibe a través de los sentidos. Su duración es muy breve (milisegundos), es decir, son sistemas de memoria a corto plazo. Después, la información se puede perder o seguir siendo procesada por otros sistemas de control cognitivo.

Algunos tipos de memorias sensoriales son la memoria icónica y la memoria ecoica, donde la información es percibida por la vista y el oído, respectivamente.

Algunos estudios experimentales sobre la memoria icónica han mostrado que los humanos tenemos la capacidad de percibir entre 4 y 5 estímulos de forma visual al mismo tiempo, y que el tiempo que esta memoria visual perdura es reducida, alrededor de 250 ms.

En la memoria ecoica la información sonora se perciben de forma secuencial y el tiempo de retención puede llegar a ser de varios segundos, al menos en los sonidos del habla. El tiempo puede depender de lo complejo que sea el sonido, de su intensidad, así como del tono o la duración de presentación.

 

● Memoria episódica

La memoria episódica hace referencia al almacenamiento de información y hechos específicos que ocurrieron en el pasado o que ocurrieron en nuestra vida, manejando información temporal y contextual.

La denominada memoria autobiográfica sería parte de la memoria episódica relacionada con los episodios de nuestra vida (eventos de los periodos de la vida, detalles emocionales y sensoriales, por ejemplo).

Los factores principales de la memoria episódica son el factor espacial y perceptivo, relacionado con un contexto en el que ubicamos el episodio, también el factor temporal que permite recordar una fecha concreta cuando ocurrió un evento y, por último, el factor experiencial, una persona es consciente de la experiencia que vivió en el pasado y la recuerda como propia.

  

● Memoria procedimental

Mientras que la memoria episódica se basa en eventos, en hechos, que pueden ser recordados y expresados, la memoria procedimental se basa en acciones, en saber hacer ciertas cosas. Por ejemplo, nos permite aprender a conducir, a montar en bicicleta, o a vestirnos sin ayuda de espejos.

La memoria procedimental se encarga de almacenar y recuperar las habilidades motoras y cognitivas necesarias para realizar una acción o un procedimiento. Es estable y duradera en el tiempo, pudiendo recordar cómo realizar una actividad o mantener una habilidad durante toda la vida.

 

Mitos y falsas creencias sobre la memoria

  1. Los recuerdos son exactos y no cambian. Nada más lejos de la verdad, los recuerdos son las imágenes que creamos en base a una percepción y a un conocimiento que tenemos en un momento dado. Esa misma percepción y ese mismo conocimiento varía con el paso del tiempo lo que puede modificar la imagen mental que tenemos de un evento.

    Un enunciado más correcto sería “los recuerdos son inexactos, flexibles y fácilmente maleables”. Las imágenes que creamos son más bien una aproximación a lo que ocurrió en la realidad, más acertado o menos.

    Esta inexactitud se puede observar cuando preguntamos a alguien qué estaba realizando cuando ocurrió un evento relevante en la historia, y cuando volvemos a realizar la misma pregunta varios años después; en estos casos es muy probable que las respuestas sean diferentes.

    Además existe el fenómeno de las falsas memorias. Nos es tan difícil infundir un recuerdo falso en alguien, y no somos infalibles ante la manipulación de nuestra memoria.

  2. Los seres humanos podemos tener recuerdos de los primeros años de vida, e incluso de la etapa fetal. Esta afirmación no es del todo cierta, en realidad no es hasta los 2 o 3 años cuando se pueden ubicar los verdaderos recuerdos de uno mismo.

    Algunas personas pueden recordar situaciones o momentos en etapas tempranas del desarrollo, en la mayoría de los casos esos recuerdos serán ficticios o tan solo un amalgama de posibilidades creadas en base a una fotografía o recuerdo real.

    El no recordar lo sucedido en los primeros años de vida se denomina amnesia infantil. Hay varias razones que explican por qué no es posible tener recuerdos cuando somos bebés.

    Por un lado, no es posible crear imágenes de los primeros años por la inmadurez de las regiones neurales implicadas en la memoria (por ejemplo, el hipocampo), y por otro lado, no se posee la capacidad lingüística necesaria para dar significado a las cosas.

  3. Tengo mala memoria, nunca recuerdo nada. Hablando de personas sanas, sin trastornos que puedan limitar las capacidades neurocognitivas, todos podemos olvidar lo que fuimos a comprar cuando llegamos a una tienda, o incluso podemos olvidar lo que hicimos en nuestro último cumpleaños. En ninguno de esos casos el hecho de no recordar es un problema de memoria.

    Las personas no nacemos con “buena” o “mala” memoria puesto que se trata de una capacidad inherente al ser humano. Como muchas otras capacidades y habilidades las diferencias aparecen cuando observamos cómo se trabaja y cómo se utiliza la memoria.

    Es necesario activar y desarrollar los procesos necesarios para promover el desarrollo de la memoria, sobre todo en las etapas del desarrollo. Incluso en la etapa adulta se puede mejorar la capacidad de memoria si se trabaja, es decir, la etiqueta “mala memoria” no es cierta y tampoco duradera en el tiempo.

    También tenemos que tener en cuenta que olvidar no siempre es un fallo o algo perjudicial. En muchas ocasiones es necesario olvidar para poder recordar otra información importante, en estos casos olvidar lo que no es necesario es un proceso adaptativo.

  4. Tengo memoria fotográfica, puedo recordar a la perfección las posiciones del texto en mis apuntes, la disposición de los muebles de casa, o cómo estaba colocada mi familia en la cena de Navidad. Aunque recordar todo lo anterior es posible el detalle del recuerdo, la habituación a la exposición, y el nivel de entrenamiento serían factores a tener en cuenta para denominarlo como memoria fotográfica.

    La memoria fotográfica, o memoria eidética, es la habilidad de recordar imágenes procedentes de cualquiera de los sentidos con un gran detalle y precisión. Gracias a esta habilidad es posible recordar textos completos solo leídos una vez, conversaciones completas, junto con detalles emocionales u olfativos, por ejemplo.

    Se ha visto que en los niños en etapa infantil es más habitual expresar recuerdos con gran precisión y detalle, comparado con los recuerdos de adultos. Por esta razón se piensa que con el paso de los años y la adquisición de nuevas formas de aprendizaje se pierde la capacidad de memoria eidética o fotográfica. En adultos es infrecuente encontrar personas con memoria eidética.

 

Cómo mejorar la memoria

La memoria, así como el resto de habilidades físicas y neuropsicológicas del ser humano, tiene la cualidad de ser mejorada. Existen métodos y estrategias mnemotécnicas que promueven la mejora y facilitan el recuerdo de información.

El mito de la “mala memoria” se va al traste cuando conocemos cómo funciona la memoria, las características de cada tipo de memoria, y las características de cada uno de nosotros como seres pensantes capaces de recordar y utilizar la información. Por este motivo es necesario utilizar esta capacidad y las estrategias de memoria a nuestro favor.

Las actividades y estrategias que proponemos procuran transformar nuestros hábitos para favorecer la retención de información y su posterior recuerdo. Así, podemos convertirlos en recuerdos adaptados a nosotros y de fácil acceso. En otras palabras, se trata de aprender de manera estratégica.

  1. Entrena tu cerebro. No podemos discutir la relación entre cerebro y memoria de tal modo que si realizamos ejercicios que promuevan la actividad intelectual, los diferentes tipos de memoria también se verán influenciados.

    Existen numerosos ejercicios, actividades y juegos online y en papel que ayudan a ejercitar la memoria. Estos ejercicios se pueden llevar a cabo prácticamente en cualquier lugar y se sabe que su entrenamiento mejora el rendimiento de las capacidades de memoria, así como la velocidad de procesamiento de la información, y otras habilidades de control cognitivo.

    Algunos juegos y actividades pueden ser los sudokus, sopas de letras, ejercicios de búsqueda visual, sumas de números secuenciales, etc., siempre adaptados a la persona que realiza el ejercicio.

  2. ¡Duerme! Todos sabemos la importancia que tiene dormir bien para poder trabajar mejor al día siguiente y estar más descansados, pero, ¿qué beneficios tiene dormir para la memoria?

    Es fácil encontrar algunas investigaciones científicas que informan sobre la creación de conexiones entre ideas y aprendizajes nuevos, o la asimilación del conocimiento del día a día, durante el periodo de sueño. A nivel neurobiológico, se conoce como algunas formas de potenciación neuronal a largo plazo se producen durante las horas de sueño.

    La potenciación a largo plazo es un proceso neural en el que la comunicación entre neuronas aumenta y se hace duradera en el tiempo. Este proceso de comunicación mejora la eficiencia cognitiva y es esencial en la consolidación del aprendizaje y la memoria.

  3. Utiliza estrategias mnemotécnicas. Una regla mnemotécnica es una forma sencilla de memorizar secuencias de datos, nombres, fechas, u otro tipo de información. Las estrategias mnemotécnicas consisten en asociar la información que queremos recordar a imágenes, palabras o claves de fácil acceso. Algunas estrategias mnemotécnicas son las siguientes:
    • Visualizaciones
    • Acrónimos
    • Acrósticos
    • Rimas y melodías
    • División o fragmentación
    • Creación de historias o cuentos
  1. El método loci o palacio de la memoria. Este método es una estrategia mnemotécnica que utiliza la visualización para acceder a los recuerdos. Todas las personas pueden utilizar esta estrategia ya que emplea todos los sentidos para crear recuerdos vívidos y bien definidos.

    Algunos aspectos importantes a tener en cuenta cuando se utiliza el método loci o palacio de la memoria son:  
    • El palacio de la memoria conlleva el diseño y creación de imágenes mentales que incluyan una gran variedad de referencias y detalles sensoriales (olores, colores, sonidos, o sensaciones), fáciles de visualizar y ubicados en un lugar familiar, conocido y cómodo, por ejemplo el hogar, la escuela, la oficina, o un lugar imaginario.
    • Esta estrategia mnemotécnica incluye un viaje imaginario siempre en la misma dirección, siguiendo la misma ruta, tratando de entrar de manera secuencial en todas las habitaciones y rincones para recordar la información que se va almacenando.
    • Es imprescindible realizar el análisis mental de las habitaciones y los detalles que contienen. Las imágenes serán suficientemente significativas para hacerlas memorables y cargadas de información que queremos recordar. Estas imágenes pueden ser graciosas, sugerentes, surrealistas, o algo raras.
    • Las imágenes que incluyen un componente emocional, como la presencia de un ser querido, se convierten en más memorables y se recuerdan mejor.
    • Es aconsejable crear espacios dedicados a un único tema y utilizar imágenes extravagantes puesto que resultan más fáciles de recordar.

En conclusión, la memoria es una capacidad básica e innata en el ser humano que se puede dividir y diferenciar dependiendo de su objetivo, utilidad o modalidad. Es falso que desde nuestros primeros años de vida nos podamos etiquetar como “personas con mala memoria” puesto que la capacidad es mucho más compleja que esa suposición.

En todas las personas las estrategias de memoria promueven y ayudan al aprendizaje y recuperación de la información. Además, promueve un mayor rendimiento en una tarea puesto que ahorra esfuerzo y tiempo en su realización.

Como en todos los entrenamientos al realizar ejercicios de memoria se mejora la capacidad y aumenta la rapidez, desarrollando el potencial innato en todas las personas.

 

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