En el artículo de hoy, hablamos de la tecnología 3D, algo que no es para nada novedoso, pero que si nos va a permitir conocer mejor cómo percibe la realidad nuestro cerebro, y entender cómo realmente esta tecnología, simplemente aprovecha ese conocimiento para explotarlo, ya que es en nuestro cerebro donde se forman esas imágenes tridimensionales.
Para poder entender adecuadamente qué es y cómo funciona el 3D deberíamos remontarnos hasta el año 1838, cuando el científico e inventor británico Sir Charles Wheatstone describió el llamado proceso de estereopsis por primera vez.
La estereopsis es el fenómeno dentro de la percepción visual por el cual, a partir de dos imágenes ligeramente diferentes del mundo físico proyectadas en la retina de cada ojo, el cerebro es capaz de recomponer una tridimensional.
Wheatstone, de hecho inventó el estereoscopio, el primer dispositivo capaz de crear la ilusión de ver imágenes tridimensionales.
La tecnología 3D funciona intentando replicar los procesos de estereopsis.
Nuestros ojos se encuentran a una distancia aproximada de entre 50 y 70 mm. de separación entre uno y otro, lo que resulta en el hecho de que cada uno inevitablemente capta una imagen diferente a la del otro.
Ambas imágenes llegan al cerebro y allí es donde se hace la geometría de alta potencia, allí se forma una única imagen en 3 dimensiones, por lo que podemos decir que en sí el cerebro se encarga de todo.
Es precisamente ésto lo que busca replicar la tecnología 3D.
Digamos que hay 3 partes en esto:
1) En primer lugar, el trabajo de los productores de la película, es grabar todas las secuencias con dos cámaras separadas horizontalmente por la distancia aproximada que hay entre nuestros dos ojos.
2) La segunda parte estaría en proyectar esas imágenes y captarlas de forma individual por cada ojo.
Aquí hay varias técnicas, una de las más antiguas es el anaglifo. Todo el mundo recuerdas esas ridículas gafas con cristal azul y otro rojo. Consistía en emitir las imágenes en esos dos colores, de manera que cada ojo percibiera el correspondiente. Sin embargo esta técnica no es muy eficiente porque limitaba considerablemente la gama de colores.
Quizás la técnica más común es la proyección de las imágenes en distintas orientaciones (una vertical y otra horizontal) y luego, con unas gafas polarizadas, separar las imágenes para que sean percibida una por cada ojo. Esta técnica al principio requería que mantener una cierta posición, resultando algo incómoda para el espectador, sin embargo se ha perfeccionado mucho, utilizando un sistema de rotación de la polarización.
Existe una última técnica, quizás la que más se use en el futuro y que ya cuenta con una amplia implantación en consolas de videojuegos y smartphones. La clave de su éxito está en que no necesita usar gafas 3D. Esta técnica se llama “Barrera de Paralaje” (Parralax Barrier), Una barrera de paralaje se basa en un patrón periódico de regiones opacas “no transmisible” y regiones transparentes “transmisibles” colocadas en frente de un dispositivo de visualización, como puede ser una pantalla de cristal líquido, generando finalmente diferentes imágenes para cada ojo según nuestra visualización de las regiones.
3) Por último, como decíamos, el cerebro es quien remata el proceso, averiguando cuáles son las diferencias entre las imágenes y corrigiendo cualquier error geométrico y matemático de cada punto, hasta lograr una sincronización perfecta, formando una sóla imagen tridimensional.
En resumen:
La forma más sencilla de crear en el cerebro la percepción de profundidad es proporcionando a los ojos del espectador dos imágenes diferentes, que representan dos perspectivas del mismo objeto, con una pequeña desviación similar a las perspectivas que de forma natural reciben los ojos en la visión binocular.
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